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La canción de dos chicas tristes y solas

La película de Christophe Honoré llega a las salas limeñas a través del Festival de cine francés.

Publicado: 2013-07-01

Madeleine y Véra han construido un piso falso para ellas y los hombres con los que se han relacionando siempre. Pero la factura de disfrazar tanta soledad está por llegar.

Cuando Vera tenía quince años conoció a su padre. Su madre lo llevó al departamento en el que vivía con su esposo actual y le anunció que debían irse, que la familia debía estar reunida, que su padrastro terminaría por entender. De pronto Vera debe esconder a su padre en su cuarto. El esposo de Madeleine ha llegado y no tiene idea de lo que podría pasar. Vera y Jeromil se miran, se reconocen, intentan una escena en la que sus roles o códigos de padre e hija puedan acomodarse. Pero algo tarda. Madeleine demora mucho. No hay gritos, ruegos, discusiones, nada. Jeromil sale de la habitación y recorre el pasadizo, abre una puerta y ve las cosas muy claras. Las piernas de Madeleine rodean el cuerpo de su marido, además gime, besa, sonríe, parece feliz. Entonces él vuelve a irse y Vera queda sola en su cuarto. Después hallará con un muchachito cualquiera, un desconocido de la calle que le sonríe, el tacto que parece desaparecer el dolor; pero que no consigue mucho, sino solo tal vez, placer, el frío de la calle, un orgasmo y una adicción al sexo. 

Así, los personajes de Beloved son el resultado de haber elegido amar por sobre las personas. Son libres, independientes, no dan explicaciones. Nos cuentan historias de amor en las que no aman a nadie, no por sobre sí mismos. 

No olvidemos que esta película es un musical, además una comedia, en la que las carcajadas son ironía, risa triste o realidad. Cada vez que hay un silencio en los diálogos, ellos cantan y se dicen lo que ya saben. De tal madre tal hija (…) las chicas fáciles se arrepienten, solo quieren amar, no son felices cantan Vera y Madeleine (Chiara Mastroianni y Catherine Deneuve, madre e hija en la vida real) al lado de las rieles del tren. Los años han pasado sobre ellas para hacerlas sentir más solas dentro de historias de amor que eligieron por imposibles en algunos casos. Poseer el objeto de deseo habría acabado con ellas. Puedo vivir sin ti, pero no sin amarte, le canta Vera de joven, al muchacho que solía ser un cliente suyo, hasta que ambos pierden los roles con los que se conocieron. Ella como prostituta accidental y él como cliente. Vera será la hija de ambos

“Mi madre era prostituta y mi padre nos abandonó” le dice Vera a Henderson, un baterista norteamericano, mientras intenta seducirlo. La prostitución la salvó de robar, desde su perspectiva. Vera narrará la vida de su madre, con ironía, sin verguenza, como moviendo la cabeza, pero siempre sabiendo que ella es el resultado de tanta liberalidad mal llevada, haciendo a sus padres responsables de su ruina sentimental e incapacidad para mantener relaciones estables. Vera se enamora de Henderson sabiendo que es gay y torturándose frente a sus amantes jóvenes.

En medio de estas relaciones imposibles, y a pesar de su matrimonio actual, Madeleine sigue viéndose a pesar de los años y de tantas cosas con Jaromil, su ex marido, ahora su amante. Cínicos pero con la luz de sus escenas más tiernas en el pasado pasan el tiempo juntos en hoteles de la ciudad. Mientras no me enamore, todo está bien, le comenta a su hija para calmarla, quien los descubre en la cama y así su relación clandestina. Finalmente la película termina siendo la canción de dos chicas tristes y solas que intentan todo el tiempo sobreponerse al abandono, a la negación y a sus propias decisiones. 


CARTELERA: 

Beloved (Les bien-aimés). Francia 2011. Con Catherine Deneuve, Chiara Mastroianni, Ludivine Sagnier, Louis Garrel, Michel Delpech, Milos Forman, Paul Schneider, Rasha Bukvic.

Semana del Cine Francés en Lima


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Dinosaurios de latón

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