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jose  rosas ribeyro , mario santiago papasquiaro, cuauhtémoc méndez y roberto bolaño .      

¡Y polvo polvo polvo mi escritura!

“Lo primero: esto no es una entrevista y lo más importante… ¿te vas a morir?” pregunté. José Rosas Ribeyro responde… “eventualmente al igual que tú”. Entonces una carcajada inicia la conversación sobre Contemplaciones (apuntes de un sobreviviente) (Paracaídas editores, Lima 2013. Poesía)

Publicado: 2013-05-29

(Por Cecilia Podestá)


El exilio, una fotografía y la marca en la frente

¿Por qué José Rosas Ribeyro sería un sobreviviente, si asumimos, claro, que está más cerca al yo poético de lo que sospechamos? “Mira la foto con la que comienza el libro”, comenta. Es una imagen recortada y en ella JRR posa junto a Roberto Bolaño, Cuauhtémoc Méndez y Mario Santiago Papasquiaro, con quienes fundó el movimiento infrarealista y además participó de las más salvajes fiestas escandalizando el DF con la rabia, dolor y desparpajo con los que vivían sus propios lenguajes. "Todos están muertos menos yo... una suerte de sobreviviente"

Todos estaban ahí por diversas razones, la de JRR era muy simple. Había sido deportado. Sí, podría decirse que Velasco Alvarado también se hartó de los poetas. Y a uno de ellos lo metió en un avión junto a Villanueva del Campo, a otros apristas y jóvenes periodistas para mandarlos donde no incomodaran.

Era 1975 y en el avión Villanueva del Campo le gritaba seguido de carcajadas que parecían una burla “muchacho, debes ser el exiliado más joven”. “Nunca más vuelo al Perú, carajo” mintió JRR, con apenas 26 años. Entonces no le quedó más que sumar a su escritura, el exilio; primero en México y después en París. Lo llevaba como una marca en la frente y había que sobrevivir a la expulsión. Cuando pudo regresar en 1977, no quiso. “¿Qué? Morales Bermudez otro general que hacía la revolución nos amnistiaba? ¡Por favor!” Volvió en 1985 a presentar su primer libro Curriculum Mortis. Encontró un país violento que no terminó de reconocer. Regresó a Paris donde se dedicó al periodismo. Lo esperaban interminables días de radio.


Un muerto que sirve de toalla detrás de la puerta


Siento tus pasos/ no los oigo/ en el techo carcomido por el tiempo/ en mi cráneo enardecido/detrás de mis disciplinadas costillas

                                                            …

No es un jardín de rosas/sino una tumba negra/en la que muerdo y como/en la que muero 

                                                            ...

Ahora está muerto el albornoz/detrás de la puerta/como un ahorcado suspendido/ a una cuerda/ Está muerto/ Recoge los vapores (…) me sirve de toalla


- ¿Por qué piensas que me voy a morir?

- Está en todo el libro. Pareciera que lo anuncias. Ya no es el exilio sino la muerte todo lo que se lee. Se respira. A veces huele bien y otras no.

- Son mis apuntes… soy un sobreviviente... el que quedó. Mis amigos están muertos y el poemario es lo contrario, creo. Se trata de eludir, sí, eludir la muerte. Estoy viejo además…

- Pero todo sigue girando alrededor de

- Que raro. Solo a ti te jode

- Política, sexualidad sucia y miseria han desaparecido de tu escritura. Encuentro todo más sosegado, es todo. Incluso el erotismo. Primero se hace el amor, después se muere.

- Lee las chicas de las nalgas de oro… por lo demás son solo años de escritura, poemas robados a otros libros. Cuando me deportaron yo estaba escribiendo mi primer libro y desapareció. Recuperé algunos poemas. No sé si se trata de la muerte o la vejez. A mi edad muchas cosas han cambiado. No es sabiduría, ni elogio a la vejez, sino solo cambios, ausencia.

- Creo que el poema más duro es sobre tus padres… cambios, ausencia, vejez.


De mi padre he heredado el dolor de las muelas/ de mi madre la lágrima fácil/ (...) Mi padre era triste/y combatía su tristeza con novelas policiacas/juegos de dados/ y alcohol/ (…) Mi padre a golpes ahondaba la tristeza de mi madre/ y mi madre/ la víctima asimilaba el dolor y lo escondía (…) /Yo soy el dolor de muelas de mi padre/yo soy las lágrimas ardientes de mi madre/ yo soy un ser marcado por esa herencia/la muerte de mi padre en carretera/la muerte viva de mi madre en su propio olvido


- Sí, una señal de que estás cerca de la muerte es hablar de los padres. Y si ambos están muertos tú también lo estás. Mi padre murió cuando era menor de lo que yo soy ahora. La historia con él me marcó profundamente. Vivimos peleados tantos años y un día de pronto se muere en Argentina, en medio de una carretera en extrañas circunstancias. Y descubrí que podía llorar por él. Tantos años después creo que he perdonado a mi padre. Mi madre murió mucho después.

                                                                   ···

Contemplaciones 

El poemario es finalmente el anuncio constante de la muerte, un recorrido biográfico hecho pedazos y vuelto a armar por la propia poesía en el que se regresa al momento exacto en el que el yo poético empieza a sobrevivir a lo más intenso, al pasado. 

Y así regresa, retoma, y vuelve a morder a la chica de las nalgas de oro, al muerto que cuelga como una toalla detrás de la puerta del baño, a los padres como espejos deformados, quizá monstruosos, al maldito mac donalds, único lugar en el que está permitido la tristeza como dice su autor. También regresa a la maratonista que corre y corre y parece alcanzar antes el cielo muerto que la meta, ya que alcanzarla es el fin. 

¿Por qué leer Contemplaciones? para ver el roce peligroso del pasado o a un hombre anunciando lo que todos tenemos dentro: la fuerza o la ficción de la muerte, que no es lo mismo, pero es igual

“Para matar uno escribe poemas, publica, se mezcla con chibolas lindas y elude, elude, elude, carajo y…” ya no oigo la voz de Patti Smith (poema XXVII) para proponerle a tu cuerpo lo imposible (Poema XXXVIII) 

Rosas Ribeyro coge su libro como si se aferrara  a todo lo que perdió, vuelto a sus puños, a sus ojos, a su escritura, a las fotos en las que es joven y aun no lo han obligado a partir a México.  

Y polvo mi escritura/polvo, polvo polvo/y más polvo,


Contemplaciones. Autor: José Rosas Ribeyro. Paracaídas editores. Poesía. Lima 2013. 146 pp. (de venta en librerías)

José Rosas Ribeyro nació en Lima en 1949. Pertenció a Estación reunida en la Universidad de San Marcos. En México, junto a Roberto Bolaño y Mario Santiago, fundaron el movimiento infrarrealista. Se doctoró en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Ha publicado Curriculum mortis (bilingüe, París, 1985), Ciudad del infierno (Lima, 1994) y Todo es aluvión (México, 2012), y la novela País sin nombre (Lima 2011).






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