Antes de morir los amantes que tuvimos podrían regresar como una simple palabra, producto de la agonía o algo más. Y nos señalarán dentro de la noche en la que decidimos dejarlos o los limitamos  a ser personajes, ocultos detrás de las cosas importantes, del tiempo o lo que muchos llaman madurez. Finalmente habrán sido solo nuestras pasiones más tristes, las que tuvimos que descartar porque nos hacían cada vez más simples, u objetos temblorosos y con poca ropa, a veces felices, clandestinos, con el tiempo acabando junto a ellos.

“¿Me amas?” “Sí”, responde ella. "No me mientas" dice Alejandro, mientras acaricia la espalda de una mujer mayor, casada, aparentemente fría y practica, una profesora de literatura de San Marcos harta de la poesía, de los revolucionarios de café, de los idealistas de mentira, pero a  punto de presenciar la verdadera violencia que nos sacudió en los 80.

"Esta es la historia de amor que Eduardo siempre quiso escribir” comenta la actriz Sonia Seminario sobre la obra La eternidad en sus ojos, que Eduardo Adrianzén escribió para ella con motivo de la celebración de sus 60 años sobre las tablas. Sonia interpreta a Nina una mujer jubilada que vive sola y parece atravesar sus días sin mayor sorpresa. Sin embargo Claudio  toca su puerta, la busca y vuelca sobre ella lo que ya no tiene: su propia historia en medio del patio de letras de San Marcos y tanto tiempo antes antes. Claudio es hijo del amante joven que ella tuvo por más de diez años.

"Antes de morir mi padre dijo tu nombre, Nina" dice Claudio reclamando en ella la misma pasión que tuvo su padre hacia ella durante su vida y antes de morir, mordiendo su nombre, aferrándose a algún momento juntos en el que ella, vistiéndose para llegar a casa antes que su marido, le decía que se vaya del país, que las cosas estaban mal, que la poesía no lo iba a llevar a ninguna parte y mucho menos ir a marchas o creerse lo que andaban diciendo en la facultad, esos que creían en la política o en la revolución...

Nina empieza  a recordar y las imágenes que vemos en escena pertenecen a 1978, cuando un muchacho de 23 años con pretensiones de poeta pierde la cabeza por ella, una mujer de 39. Después perderá la poesía y poco a poco el desorden y el desparpajo que lo hacían atractivo, entrañable. 

"Búscate una novia bonita" ordena Nina. Así las historias emergen con rabia, con la misma pasión con las que fueron vividas, incluso con la verdad. Y vemos  cómo el romance  de ambos habitó más en la cabeza de Alejandro  que en el tacto de Nina y sus propios desencuentros.

Curiosamente  Nina es interpretada por Ximena Arroyo, hija de Sonia fuera de las tablas. Así vemos la juventud del personaje que encarna Sonia en su propia hija, a la vez, como si se mezclaran en tiempos distintos, pareciendo fantasmas, cosas que no fueron dichas, o la llegada de imágenes imposibles, de esas que guardamos dentro de cajas y sacamos  cuando necesitemos un paréntesis, un recuerdo, o el roce imposible de quienes podrían estar vivos o muertos, pero tan presentes dentro de nuestras frustraciones, decisiones y abandonos.

Algunos nos reconoceremos quizá como traidores de nosotros mismos, de los desastres que hubiéramos querido tanto y con los que pensamos quizá con cierta razón, que nos rebasarían, que serían más grandes, y nos controlarían hasta quitarnos todo.

La eternidad en sus ojos es dirigida por Oscar Carrillo. Actúan: Sonia Seminario, Ximena Arroyo, Jorge Bardales y Claudio Calmet. 

“LA ETERNIDAD EN SUS OJOS” LLEGA AL TEATRO DE LUCÍA, DE MIRAFLORES 

“La eternidad en sus ojos” se presenta jueves, viernes, sábados y lunes a las 8 de la noche; y domingos a las 7 de la noche, desde el 20 de junio hasta el 08 de julio del 2013, en el Teatro de Lucía (Calle Bellavista 512 – Miraflores).

Entradas a la venta en Teleticket y en la boletería del teatro.